Cosmética vegana

Partimos de la base que no es oro todo lo que reluce y puede haber reclamo publicitario y no ser garantía de lo que pretendemos adquirir. Esto se debe a que no existe marco regulatorio acerca del claim “VEGANO”.

Sí que es cierto que el reglamento europeo de productos cosméticos CE nº1223/2009 obliga a emplear las reivindicaciones de producto conforme a estudios fundamentados y con elementos probatorios con garantías verificables, o bien de estudios propios o bien de fuentes con garantías suficientes. Pero si no existe una definición claramente recogida por esta legislación, la ambigüedad está servida.

Esta ambigüedad es, precisamente, la que se genera entre las empresas privadas que sí que contemplan una regulación acerca del veganismo en cosmética. Empresas con ánimo y sin ánimo de lucro privadas, que habitualmente trabajan sellos propios de certificaciones relacionadas como es la cosmética natural o la cosmética BIO, también contemplan sellos para la cosmética vegana, pero unos contemplan sólo el producto, mientras otros (por ejemplo), tienen en cuenta incluso la contaminación cruzada que pudiesen tener dentro de fábrica, como pudiese ser en envasadoras destinadas para otros cosméticos no veganos. Hay criterios pues, para todos los gustos.

Es en este punto necesarios hacer una definición acerca de los principios básicos y comunes que cumple la cosmética vegana, independientemente que se trate de autocertificación o de un ente privado regulador:

1- Ensayos en animales: El cosmético y sus ingredientes no deben haberse testado en animales. La unión europea es una de las legislaciones más estrictas en este punto en todo el mundo. Desde el 2013 prohíbe el ensayo en animales de productos cosméticos acabados dentro de la CEE, además de prohibir aquellos ingredientes que hayan sido sometidos a testados de experimentación animal sólo con fines cosméticos. Para garantizar un cosmético vegano, tanto el producto cosmético como sus ingredientes deben tener una certificación o declaración de no experimentación animal que el fabricante o propietario de la marca debe poseer recopilada y accesible ante una inspección sanitaria.

2- Ingredientes de origen animal: Este punto es más complejo, puesto que debe garantizarse que no existe ningún ingrediente de origen animal, ni derivado animal. Es complejo puesto que es relativamente sencillo identificar ingredientes claramente de origen animal, como es la miel o el huevo, pero ¿y aquellos ingredientes que se sintetizaron a partir de animales y desconocemos su nombre? Es el caso de la lanolina, algunas glicerinas, del ácido oléico que procede del sebo animal o de productos más empleados como la gelatina o la queratina. Sólo un formulador experto es capaz de identificarlos y esto genera más controversia a la hora de identificar la veracidad de un ingrediente como vegano.

Es importante destacar que la relación VEGANO = NATURAL no es cierta. Vegano, como hemos visto, indica que procede del mundo vegetal, sintético o no.

Al igual que para cosmética natural, la palabra VEGANO tampoco nos da garantías de que sea efectivo el cosmético o de que sea seguro para la piel. Sólo indica unas cualidades que se le otorga al cosmético.

3- Ingredientes traza animales: El proceso de producción debe garantizar que no se emplean elementos que pudiesen contaminar el cosmético de trazas de animales (imaginemos una cuchara de hueso, o una glicerina para lubricar el fondo de los moldes de jabones que fuese de origen animal). Algunos organismos certificadores son más estrictos y exigen garantizar menos de 0.1% de impurezas o trazas de origen animal, pudiendo auditar los laboratorios para garantizar este punto.

A parte del cosmético, con carácter más estricto, el veganismo puede llegar incluso a exigir envases de origen vegetal. Aunque no existen muchos en el mercado y suelen tener problemas con ciertos elementos del mismo (como pueda ser un muelle, o la bomba, o el tapón), existen envases e incluso algún elemento vegano con materiales como es el SUGAR CANE (procedente de la caña de azúcar). Al igual que antes se ha mencionado, un envase de origen vegetal no significa que sea sostenible, y prueba de ello es que un sugar cane puede persistir en el Medio Ambiente sin degradarse casi el mismo tiempo que uno derivado del petróleo.

Como resumen, no hay garantías legisladas de que un producto Vegano realmente lo sea, ni tampoco criterios comunes que sean idénticos en definición y ejecución, por lo que, como siempre, debemos buscar marcas que nos den confianza en su saber hacer.

En Elinné, expertos en Fitocosmética; conscientes y expertos en esta área, hemos relacionado todos aquellos cosméticos de la marca que son veganos 100%, para aquel público que quiera productos con esta premisa. Esta información está al alcance de la profesional de la estética que trabaja con Elinné.

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